Siete de la mañana
Que no de una normal
La de escuchar a la ventana
Mientras suena el retronar
El caballo ya vestido
Se dispone a cabalgar
En la mente el recorrido
Que a la gloria va a llevar
En las caras ya reluce
El alegre despertar
de una ciudad que seduce
al peregrino y a su andar
el vino que ya canta
tras la misa en el altar
a través de la garganta
de festeros al saltar
el sol desde lo alto
ya reluce como el oro
y el caballo con decoro
de correr se siente falto
mil almas impacientes
en la cuesta que se apartan
mientras los cuatro valientes
de correr jamás se hartan
el sol lejos se pone
el caballo ya cansado
los cuatro corredores
y un festín desmesurado
Perdón por el atrevimiento de poner aquí lo primero que escribo en poesía, pero aunque sea algo malo quería compartirlo con el que quisiese leerlo.
Pablo Navarro Leante
Genial!! que arte tienes mi arrrma!!!
ResponderEliminarun beso primo =)
No sé si habréis leído este:
ResponderEliminarDame la camisa blanca, madre;
dame el pantalón negro,
dame las alpargatas blancas
que esperan mis compañeros.
Ya suenan los cascabeles;
saca la faja y pañuelo
que ya bulle mi sangre
por coger el caballo negro.
No tengas cuidado, madre,
no beberé ni chispa de «eso»,
que me hierve ya la sangre
pues llevo el infierno dentro.
Ya te lo decía yo,
la emoción me quema por dentro,
una alegre hormiguilla
me pica todo el cuerpo.
Para qué quiero yo el vino
estoy borracho sin verlo;
porque la mañana de mayo,
emborracha, sin beberlo.
Mira como corro,
boto como si no tuviera peso
es mi sangre que me eleva
cual globo de aire al cielo.
Por nadie, me cambio, madre,
por nadie, en este momento.
Sí, si que lo había leido, se me ponen los pelos de punta con ese poema, nada que ver con lo que he hecho yo, eso es un poema de verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias por recordarme esta preciosa poesía