lunes, 11 de marzo de 2013

Una vida de silencio

Todos sabemos lo que es que muera alguien importante y se guarde un minuto de silencio en el instituto, el trabajo, el partido...etc. Un minuto de silencio para recordar a esa persona, para intentar escuchar su último adiós en el silencio más respetuoso posible. Esta noche han venido a mi mente miles de llantos, de niños, de madres, de abuelos, de padres. Llantos de rabia, de impotencia, de venganza.

Todos lo sabemos pero apenas nadie se da cuenta realmente de lo que pasa en África, probablemente porque no quieren que nos enteremos, porque, si no sufrimos y vemos en persona lo que aquella gente está pasando, no nos concienciaremos realmente de que son personas reales, y no imágenes en un televisor. Pero vivimos en un capitalismo salvaje al que no le conviene saber que hay millones de bocas hambrientas al otro lado del estrecho.

Vivimos en los problemas que nos encontramos día a día, problemas que crecen a medida que nos adentramos en esta estafa a la que llaman crisis, estafa de los hombres que gobiernan el mundo pero también una estafa a nosotros mismos que no supimos darnos cuenta de lo que se fraguaba en este cazuela hirviendo. Y son estos problemas los que no nos dejan ver más allá, plantearnos que el mundo real no es sólo lo que vemos, si no aquello que no quieren que veamos.

Llamadme lo que queráis, perroflauta, hippie, o gilipollas directamente, pero sois vosotros los imbéciles que pensáis que esa gente es distinta a vosotros simplemente por tener un color de piel distinto o haber nacido en un lugar olvidado del planeta. Ojalá algún día esta palabrería que hoy suelto se convierta en un viaje de ida a esa tierra para poder contar con conciencia lo que allí está pasando. Pero puedo deciros sin haber ido que la esperanza de vida en ese continente es menos de la mitad que en el mundo desarrollado y que cada día mueren miles de niños simplemente por haber tenido la mala suerte de nacer en África.

Pero como dice aquella canción "La garganta del León no ha dejado de rugir". Hoy tengo más esperanza que nunca por el resurgir de los africanos, que sus voces de alegría retumben en nuestros tímpanos y nos recuerden que están más vivos que nunca. Ojalá día a día ruja con más fuerza y puedan mandar a tomar por culo a todos aquellos que la hemos metido en esta trampa de liquidez, en esta espiral de deuda que aumenta día a día. Y por supuesto gracias a todos aquellos que cada día se dejan la vida por intentar revivir a un continente entero. Vosotros sois los héroes. 

ÁFRICA GRITA, Y ANTES O DESPUÉS ÁFRICA SE HARÁ OIR.