Andaba hundido en mis quehaceres diarios cuando recibí aquella
llamada. Habían pasado unos meses desde nuestra última aventura cuando recibí
dos noticias que ocuparían mis pensamientos los días que restaban hasta el
momento de volver a ver a mis compañeros. La buena noticia era que se nos
presentaba un nuevo viaje casi sin planearlo, la mala noticia era que Paco
había sido llamado por los eruditos de Valencia para realizar una serie de
estudios que le llevaría bastante lejos, pero esto es otra cuestión. En cuanto
a lo que a nosotros concierne, perdíamos a aquel nuevo compañero al que
queríamos como al que más. Pero la vida y el destino son caprichosos, y si bien
un día te quita una cosa al día siguiente puede darte dos.
Esta vez nuestro destino nos esperaba en un paraíso manchego, allá
por Ciudad Real. El viaje sería más corto, pero las ganas y la ilusión eran quizá
mayores por el hecho de conocer aquellas frías tierras en los meses más duros del
año.
El destino había decidido volver a unirnos de la misma manera en
que nos separó tiempo atrás. Y si el destino es caprichoso, ¿Por qué iba yo a
intentar cambiarlo? Dolió dejar atrás Morella, pero ilusiona el doble saber que
10 pupilas vislumbrarán en unos días las “Lagunas de Ruidera”.
Dedicado a Paco que no podrá acompañarnos en este viaje físicamente,
pero que viajará en la mente de los cinco. Un fuerte abrazo.
Pablo Navarro Leante.