lunes, 26 de agosto de 2013

Lujo, Gin-tonics y el masoquismo

Pues que digo yo que no todo va a ser siempre lamentarse y pensar que la vida es una mierda porque no tienes una casa en Marbella. Qué cojones, ¿Para qué quieres una casa en Marbella si te van a tachar de corrupto, de mafioso o de títere de un sistema esclavista? O quizá es que quieres convertirte en esa especie de ser humano a la que le gusta que le cobren 25 euros por un gin-tonic, así sin más, porque te ofrecen un sitio donde sentarte y estar ro
deado por gente a la que le gusta sentirse igual que tú, sí, puede que sea eso lo que cueste los 25 euros, la sensación de ver que no eres el único al que le gusta gastarse el dinero por que sí.
Ahora enserio, cuando os entren esas ansias masoquistas pensad en vuestro pasado. Habéis tenido que experimentar esa sensación de felicidad más de una vez, una felicidad algo más duradera que aquella producida por la necesidad de querer siempre más y más. Recordad de pequeños, escuchando embelesados a vuestros abuelos o a vuestros padres contando historias de un tiempo que a ti te parece tan lejano, pero que para ellos es casi tan cercano como el día anterior. Las tardes en que terminar los deberes se convertía en la hazaña necesaria para poder ir a jugar con tus amigos, amigos que con suerte aún conservas. Amigos con los que probablemente probarías tus primeros tragos sin que tus padres se enteraran, o por lo menos eso creías tú. Por aquellos tiempos era cuando realmente te dabas cuenta de la ironía que entrañaba la frase “¿Tú crees que nosotros somos tontos o que nos chupamos el dedo?” Entonces tus padres pensarían, que quizá si vivierais en Marbella su hijo no habría probado el alcohol aún, total, su paga es de 10 euros.
Es evidente que no se puede vivir sin un plato de comida en la mesa, ni sin un techo bajo el que dormir...en fin es evidente que para vivir se necesita una cierta estabilidad, pero a partir de ahí el dinero no creo que implique un mayor nivel de felicidad. Una persona puede ser feliz en un almuerzo con unos litros y unos bocadillos hablando con sus amigos y puede ser feliz en el puerto de Marbella tomando un gin-tonic por 25 euros. Pero lo segundo no implica un mayor grado de felicidad, aunque el que lo haga intente aparentar que sí, para que no nos demos cuenta de que lo que en realidad le va es el masoquismo.
La felicidad se consigue disfrutando de aquello que tenemos, de las personas que nos rodean, escuchando música, luchando por aquello que creemos justo y siendo consecuente con lo que pensamos. Qué cojones, y tomando un buen cubalibre.


PD: Dejaos ya de Gin-Tonics y probad un buen ron con limón.

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